LA CONSULTA DE PRE-ANESTESIA

Antes de someterse a cualquier procedimiento diagnóstico o terapeútico programado que implique la actuación de un anestesiólogo, el paciente debe someterse a una valoración pre-anestésica, bien en la consulta o en la planta de hospitalización.

Esta evaluación está encaminada a garantizar la máxima seguridad durante el procedimiento así como a evitar complicaciones posteriores. Consiste en la revisión en la historia clínica de aquellos datos relevantes, así como un interrogatorio específico, una exploración física y la realización de unas pruebas preoperatorias. El número de estas a efectuar (analítica, EKG, Rx de tórax) depende exclusivamente de la edad, sexo y situación particular del paciente, existiendo la posibilidad de que deba solicitarse una valoración adicional a otros especialistas como Cardiología, Neumología, etc. Con esta información el anestesiólogo elabora un informe que orientará el futuro procedimiento anestésico. Además, se informa al paciente de cuales son las modalidades anestésicas que pueden aplicarse en su caso, y los potenciales beneficios y riesgos, siguiendo el procedimiento de consentimiento informado; la firma de este último es un requisito legal inexcusable para la práctica de la anestesia (con independencia de su complejidad), salvo en procedimientos de extrema urgencia. Los riesgos típicos de los procedimientos anestésicos se describen en los respectivos documentos de consentimiento informado.

Analgesia anestesia epidural obstetrica
Técnicas de sedación en exploraciones diagnósticas y terapéuticas

Para que esta evaluación pre-anestésica sea realizada de la manera más rápida y eficiente posible, deben tenerse en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • Es posible que deba  tomarse la tensión o auscultar, por lo que es aconsejable acudir a la consulta con ropa fácil de quitar.
  • Deben llevarse a la consulta todos los informes médicos relevantes que tengan en su poder, los datos de seguimiento de enfermedades crónicas como hipertensión arterial o diabetes, y los nombres de todos los medicamentos que se estén tomando; esto último es de vital importancia
  • Aunque se realice una analítica, el paciente debe tomar las medicaciones que le correspondan esa mañana pues no interfieren con los valores de laboratorio: para mantener el ayuno, se pueden tomar con un sorbo de agua. Esto es especialmente importante en la hipertensión arterial o las enfermedades del corazón.
  • Si tiene dudas concretas sobre el procedimiento anestésico, es aconsejable que las traiga escritas.
  • En algunos casos, el anestesiólogo puede necesitar el sustituir o suspender alguna medicación, explicando exactamente cómo hacerlo y dando indicaciones por escrito. Cualquier duda al respecto debe ser aclarada en ese momento porque el no seguir este procedimiento puede significar la suspensión de la cirugía (Pej en los casos de toma de sintrom, antiagregantes, etc).
  • A la salida se le facilitarán por escrito las instrucciones generales a seguir para el procedimiento.

Es importante resaltar que en esta consulta solo se les informará de los aspectos relacionados con la anestesia: cualquier duda sobre la cirugía o sobre la lista de espera debe ser remitida a los servicios quirúrgicos o a Programación de quirófanos respectivamente.

INGRESO PARA CIRUGÍA

Los momentos previos a una intervención suelen suponer una gran inquietud para el paciente, por lo que siempre que es posible el ingreso se realiza el mismo día, o en caso de que el estado del paciente lo requiera con una mínima antelación.  Como regla general, ante una intervención deben seguirse las siguientes recomendaciones:

  • Acudirán con ropa cómoda, preferiblemente sin joyas y sin anillos.
  • Si ingresan el mismo día de la intervención, acudirán en ayunas desde ocho horas antes. No tomarán ni siquiera líquidos, aunque podrán tomar la medicación indicada con un sorbo de agua.
  • Acudirán duchados, preferiblemente con jabones neutros, sin maquillaje o esmalte de uñas. Es aconsejable el enjuague bucal con soluciones antisépticas.
  • Informarán a enfermería de cualquier prótesis removible: dentales, gafas, audífonos, lentillas.
  • Aunque la información relevante figura en el informe pre-operatorio, es conveniente acudir con las medicaciones habituales e informar al ingreso de la existencia de alergias o enfermedades como la hipertensión arterial o la diabetes. Asimismo, se informará de si no ha sido posible cumplir alguna de las instrucciones preoperatorias.
  • En caso de que se trate de una cirugía ambulatoria, es imprescindible que el paciente esté acompañado en el domicilio, ya que no podrá conducir vehículos.
  • Las mujeres en edad de tener hijos informarán también de si existe alguna posibilidad de embarazo, por pequeña que sea, ya que podría ser necesario realizar una prueba de embarazo.

Una vez que se comprueba que la historia clínica y que la preparación del paciente es correcta, se canalizará una vía periférica, se administrarán las medicaciones pertinentes y el paciente será trasladado a quirófano. Sus acompañantes pueden acompañarlo hasta el bloque quirúrgico pero deberán quedarse en la Sala de espera; solo en algunos casos especiales como niños o disminuidos psiquicos es posible que se permita el acompañar al paciente hasta el quirófano. Cada día hay programados varios pacientes, por lo que las horas de intervención varían en función del orden, priorizándose siempre que sea posible los niños o los casos más complicados. Por otra parte, los tiempos quirúrgicos son calculados de forma estadística, por lo que en caso de que por circustancias excepcionales alguna cirugía se prolongue en exceso, cabe la posibilidad de que el paciente posterior no pueda ser intervenido al exceder el tiempo asignado y tenga que ser reprogramado.

MODALIDADES ANESTÉSICAS

A grandes rasgos, hay dos grandes posibilidades: dormir al paciente para que no sea consciente del procedimiento o anestesiar solamente alguna región concreta del cuerpo. En el primer caso se puede distinguir la sedación (que no implica la intubación) y la anestesia general, en la que el sueño es tan profundo que se requiere la intubación al paciente para garantizar que respire adecuadamente. En el caso de las técnicas loco-regionales, se pueden usar solas (es decir, el paciente permanece despierto aunque sin dolor) o bien en combinación con sedación o anestesia general. El anestesiólogo, con la información de la que dispone, le informará de cual es la que considera más adecuada en su caso concreto, existiendo siempre la posibilidad de que en un momento dado haya que pasar de una a otra.

  • Anestesia general: una vez trasladado al quirófano, el paciente es monitorizado, es decir, se le colocan los elementos necesarios para vigilar constantentemente el funcionamiento del corazón y los pulmones. Tras esto, el anestesiólogo procederá a inducirle el sueño mientras le administra oxígeno mediante una mascarilla. De todo lo que ocurra después, como es la intubación, la colocación de accesos vasculares suplementarios y la propia cirugía, el paciente no será consciente. Finalizada la intervención, el paciente recupera la consciencia y la capacidad de respirar por sí mismo al eliminarse los fármacos anestésicos, siendo posible la retirada del dispositivo traqueal; habitualmente en esta fase el paciente suele estar adormilado y no recuerda nada, pero más raramente en alguna ocasión se puede se consciente del despertar.
  • Anestesia loco-regional: como en el caso anterior, es imprescindible vigilar las constantes vitales del paciente, pero en vez de dormirse completamente se procederá a anestesiar alguna parte del cuerpo mediante la inyección de unos medicamentos llamados anestésicos locales. El procedimiento concreto varía en función de la zona a anestesiar: pej, para las piernas se efectúa una punción en la espalda, para el brazo en la axila, etc. Para que las punciones no resulten molestas, aparte de administrar anestesia local es posible que se administre una sedación o una analgesia. La colaboración del paciente es fundamental en todo momento, tanto para colocarse en la posición adecuada como para reconocer las distintas sensaciones: calor o frío, calambre, tacto, etc.

LA RECUPERACIÓN POSTANESTÉSICA

Después del procedimiento los pacientes son trasladados a la Unidad de Recuperación Postanestésica (URPA) o a la Unidad de Cirugía Mayor Ambulatoria (UCMA), en espera de que su estado permita el traslado a la planta o al domicilio. Respecto a la información dada a los familiares, tras la intervención el cirujano informará del resultado, pero el anestesiólogo solo lo hará en caso de complicación o de algún dato relevante (necesidad de ingreso, alergias, dificultades de intubación, etc). Dadas las características de la URPA, como son una estancia breve y una gran actividad, no está permitida la entrada de familiares salvo casos concretos (pej niños) y no se informará de su estado salvo que exista algún dato relevante.

Lo habitual es que a las pocas horas el paciente ya esté completamente recuperado de la anestesia general o locoregional, pero en aquellos casos en los que bien por la complejidad de la cirugía, o porque el estado del paciente haga necesaria una mayor vigilancia, el paciente será ingresado en Reanimación, la Unidad de cuidados críticos postoperatorios y en la que no existe límite de estancia. En la Unidad de Reanimación los familiares no pueden acompañar al paciente y son informados a las 12:00 horas en la sala de información del Bloque quirúrgico, existiendo un periodo de visitas (sólo dos personas por día) a las 19:00 horas.

EL PARTO MEDIANTE ANALGESIA EPIDURAL

La administración de analgesia epidural se trata de un caso particular pues está técnica suele mejorar el dolor pero no es imprescindible para el desarrollo del parto ni se trata de una urgencia médica. Esto implica que esta técnica solo se efectúa en los casos en los que sus beneficios superan claramente los riesgos, que aunque son pequeños existen.

Analgesia anestesia epidural obstetrica

 

En Paritorio, un vez que su administración está indicada, se comprueba que no existe ninguna patología que pueda interferir o contraindicar, que las pruebas de coagulación son normales y que el consentimiento informado es correcto. La técnica se realiza en la Sala de epidurales, convenientemente preparada para ello, y consiste en una pequeña punción en la espalda cuya duración depende de las características de cada paciente. Tras colocar un tubo muy fino (catéter) en el espacio epidural se inicia la administración del anestésico local que durará lo que dure el parto, sin restricciones de tiempo. El anestesiólogo supervisará el proceso en todo momento y en caso de que la analgesia insuficiente llevará a cabo todas las maniobras pertinentes, que pueden llegar a una nueva punción si fuera necesario; en cualquier caso, siempre existe la posibilidad de que persistan ciertas molestias que no puedan ser eliminadas. En caso de que hubiese que realizar una cesárea, en la mayor parte de los casos el catéter epidural puede ser utilizado, evitando la anestesia general.

Una vez finalizado el parto (bien por vía normal o por cesárea), el catéter epidural se retirará antes de subir a la planta y en las primeras 24 horas el Servicio de Anestesiología volverá a evaluar a la paciente para comprobar que todo se ajusta a la normalidad.